Por Emilio J. Cárdenas y Héctor M. Chayer (*)
1. A modo de breves reflexiones iniciales.
En un excelente libro recientemente publicado, el respetado ex-Presidente de
la Suprema Corte de Israel, Aharon Barak1
, nos advierte que la historia enseña que
no hay democracia sin respeto a los derechos humanos y que, en su seno,
corresponde a los jueces desempeñar una doble misión: (i) la de salvaguardar no solo
las instituciones formales de la democracia, sino también la de (ii) asegurar que sus
elementos sustanciales, expresados en las nociones de “separación de poderes”;
“estado de derecho”; “independencia del poder judicial”; y “respeto de los derechos
humanos”, que contribuyen -todos- a conformar su esencia, sean respetados..,

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Nota:

Este trabajo ha sido preparado sobre la base de una versión más corta que se publicará en el “Global Corruption Report 2007: Corruption in Judicial Systems”, de Transparency International, Cambridge: Cambridge University Press, que se distribuirá en abril de 2007. También colaboraron Laura Bierzychudek y Nina DiSalvo.

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